Una cosa que no me gusta del rock es una especie de norma oculta que parece haber y que casi nadie se atreve o le apetece infringir. No lo llamaría tampoco norma porque si algo no tiene el rock (o no debería tener) son normas. Pero tampoco sé como llamar al hecho de que nunca se grabe una nueva versión de una canción propia. No sabría bien bien cual es la razón. Porque si hay algo que ha arruinado canciones o discos enteros son ciertas producciones o limitaciones de tiempo y/o medios. Muchos músicos, por no decir casi todos, en entrevistas, cuando les preguntan por su nuevo disco, acaban echando pestes de aquel segundo disco y su producción, que todo lo arruinó. Y entonces yo me pregunto: ¿por qué no volvísteis a grabar aquellas canciones o algunas de ellas? Es como si sólo hubiese una oportunidad para dar con el resultado ideal. Cierto es que hay canciones que funcionan perfectamente tal como están y que sabes que si las vuelves a grabar flojearán por algún lado o dejarán de funcionar con casi total seguridad. Pero esas suelen ser una minoría claramente.
Niña (Versión Nº2. 2005):